Pilar

Hoy voy a hablar de una de las personas que da alegría a mi vida..

Pilar se llama y es la persona a la que me dedico a cuidar.

Cuidar es una tarea muy difícil y más cuando convives con el monstruo del que siempre hablo ya que lo he tocado muy de cerca: el Alzheimer. Pilar tiene Alzheimer y no es algo fácil de llevar, aunque yo, en los peores momentos (y en los mejores también) siempre uso la mejor medicina que puedo darle: el AMOR. Como dice una persona a la que aprecio mucho, la familia NO SIEMPRE es de sangre y esta mujer y yo, nos desvivimos la una por la otra. Tanto que hay veces que no sé quién cuida a quién.

Bueno, quizá si empiezo por el principio..

La semana que yo empecé las prácticas como animadora sociocultural, (os acordáis qué feliz estaba?), esta mujer empezó a venir como usuaria al Centro de Día y fué el primer nombre que me aprendí (qué curioso), ya que ella llamaba la atención por su vitalidad y su simpatía. Siempre tuvimos mucho feeling y conseguí que se aprendiera mi nombre, pese a la poca memoria a corto plazo que tiene debido a su enfermedad. Con el paso del tiempo, llegué a hacer buenas migas con su hija pequeña, tanto que al mes para acabar mis prácticas afirmó que después me contratarían, que trataba muy bien a los usuarios y que ella veía que conmigo lo pasaban mejor que con mi tutora (cosa que no es del todo cierta, ella es una profesional a la que admiro). Al decirle que era muy poco probable, ya que el Centro de Día depende de las subvenciones de Consellería y no hay presupuesto para otra animadora, le cambió la cara por completo y me preguntó qué iba a hacer con su madre cuando yo acabara. Me eché a reír y le dije: "Qué vas a hacer! Pues seguir trayéndola al Centro, que yo vendré a verlos de vez en cuando, mujer!" Ella me contestó muy seria que eso iba a estar difícil, que su madre no iba a querer ir más porque venía única y exclusivamente por verme a mí. Yo abrí los ojos como platos y le pedí que me explicara eso a lo que me contestó estas palabras que no olvidaré jamás: "Cada mañana cuando voy a recogerla y le digo que vamos "al cole" me dice que no quiere ir, que qué va a hacer ella allí. Yo le digo que va a ver a "su niña", que eres tú, y entonces dice que si está ella sí que va." Intenté disimular pero los ojos se me llenaron de lágrimas.. Y ahí quedó la cosa.

Llegó marzo, yo acabé las prácticas y a finales de abril, su hija consiguió mi número de teléfono y me dijo que tenía que hablar conmigo en persona, así que quedamos y me dijo que su madre no quería ir más al Centro de Día, que ya no había manera de llevarla porque sabía que yo no estaba, que quería que recuperara su rutina en su casa, es decir, levantarse, pasar el día en la peluquería con su otra hija y por la tarde salir a la calle con las vecinas pero que debido a su enfermedad les daba miedo que por las noches estuviera sola. Me dijo que había dos opciones, o me quedaba yo o pasaría 10 días con cada hijo. Que ella no quería a otra persona, me quería a mí, a "su niña".

Y así fue como empecé..

Una maravillosa historia de "los milagros del Alzheimer". Como en 5 meses, inexplicablemente, Pilar se unió tanto a mi persona. Pese a tener el cerebro tan deteriorado, aún le ganó un pulso al monstruo y logró guardarme en su memoria. Otra historia más que demuestra mi teoría de que, cuando ataca el monstruo, lo único que no se olvida es el AMOR.